Aliento de Dios
Nuestra atmósfera contiene una fuerza conocida como el Aliento de Dios. Cuando este Aliento se inhala conscientemente, puede traer salud y fortaleza a quienes lo utilizan con la actitud correcta.
Al emitir este Aliento con pensamientos de amor y paz, las vibraciones resultantes transformarán el mundo. Te invitamos a trabajar con nosotros en la práctica del Aliento de Dios para ayudarte a ti mismo y a quienes te rodean, llevando verdadera paz y unidad a toda la creación de Dios. ¿Nos ayudarías?
Asume una posición relajada y cómoda. Ahora, respira profundamente, comenzando desde la parte baja del abdomen y extendiéndose hacia la parte superior de los pulmones, mientras mantienes el pensamiento:
«Inhalaré el Aliento omnipotente de Dios».
Retén la respiración de cinco a siete segundos mientras mantienes el pensamiento:
«Envío el Aliento de Dios a todo mi ser para sanar y fortalecer».
Por último, mientras exhalas lentamente, y con todo el sentimiento y la dedicación que puedas reunir, mantén estas vibraciones mentales:
«Envío amor y paz a toda la humanidad».
Puedes repetir el ejercicio completo varias veces al día si lo deseas, pero una de las horas de práctica debería ser a las 12:00 del mediodía cada día. Al hacerlo, una poderosa ola de vibraciones de amor y paz se extenderá inmediatamente por todo el mundo, de una zona horaria a otra. Para empezar, no te fuerces ni te excedas con la práctica. No es necesario realizarla más de tres minutos seguidos.
El poder y los resultados que se pueden obtener al seguir este procedimiento son incalculables, y su valor y beneficios se comprobarán rápidamente si lo intentas.
Después de completar la práctica, siéntete en paz y confía plenamente en tu esfuerzo, sabiendo que, aunque el mundo a tu alrededor parezca un caos, con el Aliento de Dios siempre hay una salida.
Oración al Padre
Padre nuestro, que estas presente en todas partes; cuyas justas Leyes gobiernan todas las cosas; santificado sea Tu nombre en nuestros corazones.
Que Tu reino prometido venga sobre la tierra y permanezca con nosotros, a medida que nosotros, Tus hijos, aprendemos a hacer Tu Voluntad y a obedecer Tus Leyes. Pueda la tierra llegar a ser un Paraíso a través de la eliminación del pecado y del sufrimiento.
Danos este día la fuerza y la oportunidad de ganar honestamente nuestro pan de cada día y todo aquello que sea de beneficio para el cuerpo, la mente y el Alma.
Bendícenos Oh Padre, permitiendo que Tu Luz brille sobre nosotros. Danos el valor para superar todas las tentaciones.
Ayúdanos a liberar nuestras personas de todo lo que es maligno, de manera que podamos glorificarte a través del desarrollo gradual pero seguro, hacia la perfección de nuestra mente, cuerpo y Alma. Ayúdanos a obedecer Tu Voluntad en nuestros pensamientos, palabras y actos.
Tuyo Oh Padre es el reino del cielo y de la tierra. Tuyo es el poder y Tuya es la Gloria, que nosotros Tus hijos podamos llegar a ser como Tú.
A Ti damos las gracias y Te rogamos mientras inclinamos humildemente nuestras cabezas con corazones contritos, en sumisión a Tu Voluntad, en todas las cosas que nos conciernen.
Amén. Amén. Amén.