La Ley Divina es ni más ni menos que el mecanismo de funcionamiento de nuestra existencia. Se manifiesta para todas las formas concebibles de vida, que no pueden existir sin relacionarse con ella. Si nuestras acciones están en armonía con sus principios, prosperaremos y obtendremos todo lo que es bueno y útil en la vida. Si por otra parte, actuamos en contra de sus principios sufriremos la consecuencia de nuestra ignorancia o nuestro desafió. Ni Dios ni el hombre pueden esquivar las reacciones a este mecanismo.
Tomemos como ejemplo la conocida ley de gravedad, esta como cualquier otra ley que podamos visualizar o imaginar es parte de la Ley Divina operante. Si nos encontramos al borde de un acantilado y estamos pensando si podremos volar si saltamos, estaremos haciendo uso del libre albedrío que el creador nos ha entregado para tomar nuestras propias dediciones. Aún un poco conocimiento de la Ley Divina nos dirá que nosotros no podemos volar y que saltar no es una buena idea, bueno si nosotros decidimos no probar nuestra habilidad para volar, estaremos actuando en armonía con la Ley Divina.
Ahora bien eso fue fácil ¿no?, si nosotros decimos saltar y nos estrellamos contra las rocas aun tenemos algo que aprender del funcionamiento de la Ley Divina, pero la utilidad de este nuevo conocimiento será de corta duración. Afortunadamente, la mayoría de las experiencias de aprendizaje no son tan extremas como en este ejemplo y tendremos la oportunidad de poner a prueba y hacer uso del conocimiento en el futuro.
En el ejemplo dado, te darás cuenta de una cosa que distingue al hombre de todas las demás entidades que funcionan en virtud de la Ley Divina. Él tiene una mente que le permite en primer lugar razonar y decidir cual es la Ley y en segundo lugar decidir si quiere seguirla. El hombre no esta obligado por su instinto o por la fuerza ejercida sobre el por las estrellas o los planetas a seguir la Ley Divina. El tiene elección y aquí se introduce en la creación el factor del drama. ¿Debe seguir o no debe seguir la Ley Divina? Si decide hacerlo entonces su recompensa será el cumplimiento de la promesa y llegara a ser como uno de los dioses, si por el contrario la elección es no seguir la Ley Divina la reacción pude incuso terminar con su propia aniquilación.
Dejamos aquí a su propio discernimiento si en la actualidad el hombre vive en armonía con la Ley Divina o no, independiente de cual sea su respuesta es importante recordar que nosotros somos quienes creamos nuestras propias circunstancias y nuestra vida es el resultado de la reacción a nuestros pensamientos, deseos y actos, esta es la gran esperanza que nos entrega la Ley, somos los arquitectos de nuestra propia vida.
Uno de los más importantes principios de la Ley Divina es su absoluta confianza en el equilibrio y en el igual intercambio. Este es el principio que permitió al Creador traer el orden a partir del caos. Es por esta razón que tenemos la seguridad que “El Orden es la Primera Ley del Cielo” y que este solo puede lograrse por la Mantención de un equilibrio y una igualdad de intercambio.
Ante la Ley Divina siempre debe mantenerse un equilibrio por tanto cada acción debe provocar una reacción en la dirección opuesta. Los escritores bíblicos estaban muy versados en esta Ley y eso explica el porque sus afirmaciones fueron tan directas y claras en este sentido. Dios no puede mostrar favoritos y una vez que la rueda de la Ley se puso en funcionamiento nadie puede alterar este orden sin provocar la destrucción de la creación.
Dios, ni la naturaleza traten de esquivar o burlar la Ley solos el hombre y la mujer, poseedores de una mente razonadora y de libre albedrío tiene la habilidad para intentarlo, si aceptamos este hecho podremos comprender algunos conceptos relevantes de la existencia humana.
Si aceptamos que el mal, el pecado, el sufrimiento, la mala fortuna, las catástrofes, llamémosle como queramos son el resultado de nuestro intento por desafiar al Ley Divina, entonces no nos queda mas que aceptar que todo ello es responsabilidad de los hombres y mujeres de esta tierra, esta por lo tanto también en nuestras manos la corrección de los mismos.
La corrección pasa por pagar el precio y no intentar obtener aquello que no nos ha costado, ya que cada vez que intentamos hacerlo la Ley debe actuar para mantener el equilibrio y debe tomar de nosotros lo que no hemos ganado como una forma de Compensación.
Tal vez porque la Ley Divina no actúa en muchas ocasiones de manera inmediata hay quienes parece que pueden burlarla, esto es solo aparente y de corto plazo en el termino de una o mas vidas siempre el precio debe ser pagado y el balance restablecido. Igual como ocurre en el mundo practico mientras mayor es el tiempo que demoremos en pagar la deuda mayores eran los intereses y mayor la cantidad a pagar finalmente.
Tal vez un perfecto ejemplo de esta Ley es la practica de la naturaleza sexual del hombre, La Ley Divina o Dios si usted desea, dieron al hombre y a la mujer la posibilidad de obtener todo lo bueno y deseable a través del ejercicio de la función sexual, por una parte esta la obvia obtención de la satisfacción y el placer derivados del intercambio, por otra están las responsabilidades que se generan como la crianza de hijos, su educación su sustento a través del trabajo y la necesidad de entregar cariño y amor a la familia que se crea, el hombre en su ignorancia a intentado desafiar estos principios y como resultado ha cosechado enfermedades como el SIDA, la insatisfacción de miles de personas con su vida, enfermedades mentales asociadas a sistemas nerviosos deteriorados por practicas que evitan las naturales consecuencias de un acto en esencia divino.
Resumiendo La Ley Divina gobierna el movimiento de la Creación, esta para quedarse, el hombre es el único ser con la capacidad para intentar desafiar a la Ley, sin embargo como esto no es posible siempre cosechara los frutos de su accionar, bendiciones si actúa en armonía o tribulaciones si actúa tratando de burlar la Ley Operante.